martes, 30 de octubre de 2012

Claves para una lectura creyente de la realidad II: ¿Cómo hacer esta lectura?

Nuestra lectura creyente de la realidad siempre tiene tres momentos: VER, JUZGAR Y ACTUAR. Pero hay diversas maneras de hacerla. Hay veces que, si un grupo necesita tomar postura ante una determinada realidad… la Lectura Creyente ha de ser un proceso largo y con tiempo, pues se necesita un buen análisis de la realidad (y para eso se necesita buena información, alguna ayuda externa de personas que conozcan la realidad), después una reflexión para ver cómo la fe ilumina esa realidad (teología, Doctrina Social, Evangelio, oración) y por último un discernimiento de las posibles acciones que necesita también su tiempo, debate, búsqueda personal y comunitaria.


La propuesta es algo mucho más sencillo. Una herramienta, un modo de orar sobre la realidad que podamos aplicar personal y comunitariamente de modo que esa práctica nos vaya ayudando a cultivar esa mirada de la que hablábamos al comienzo, una sensibilidad que nos permita ENCONTRAR a Dios en la historia, ACOGER su acción salvífica y DEJARNOS MOVER POR ÉL, implicándonos de una manera más activa en la realidad. Es un método de orar personal y comunitariamente a partir de cualquier realidad de nuestro mundo, a través de una noticia, un artículo breve, una imagen… o de nuestros contextos y entornos (un hecho de vida vivido por la comunidad o por el barrio, algo que haya sucedido en el colegio…)

VER:

Colocar un hecho, realidad… delante de nuestros ojos. Observarlo, preguntarnos qué pasa, a quiénes afecta, por qué pasa, cuáles son sus causas y sus consecuencias. Dejarnos afectar: preguntarnos qué sentimientos provoca en mi esta realidad, que se me mueve por dentro: esperanza, alegría, impotencia, indignación, rabia, indiferencia… Escucha de nuestros propios sentimientos, los profundos, no los superficiales (pena, tristeza… que no nos deja mirar y profundizar)
NOS PREGUNTAMOS: ¿Qué veo? ¿Qué pasa? ¿Por qué pasa esto? ¿Qué sentimientos me produce?



JUZGAR:

Iluminar la realidad desde la luz  que nos caracteriza como comunidad creyente, como seguidoras de Jesús: la Palabra de Dios. La persona que prepara esta Lectura Creyente puede proponer un texto sobre el que todas oramos. Otra posibilidad es que cada persona que participa busque en su interior cuál es el texto evangélico que resuena dentro de sí y que ilumina este hecho. Rumiar la Palabra, escoger una frase ¿qué me dice sobre la realidad? ¿Qué luz me aporta? ¿Cómo está Dios ahí? ¿Qué nombre le doy? Así podremos tomar postura ante esta realidad desde los criterios de Dios, teniendo en cuenta que muchas veces “la opinión pública y la opinión de Dios no coinciden”. Especialmente cuando son realidades sociales.
NOS PREGUNTAMOS: ¿Qué texto bíblico resuena en mí ante esta situación? ¿cómo la ilumina? ¿Cómo descubro a Dios en esta realidad?


ACTUAR:

Es el fruto maduro que brota del proceso anterior.  Pero hay que tener en cuenta que  “actuar” no consiste sólo en “hacer”. No se refiere sólo a realizar una acción concreta. A veces el fruto de la Lectura Creyente será una acción concreta pero otras no. Porque lo que se busca no es la transformación de la realidad sino nuestra transformación personal. O mejor, una transformación de la realidad que brota de la transformación personal. El fruto de la lectura Creyente no es cambiar la realidad sino dejar que la realidad me cambie a mí, que Dios cambie mi mirada sobre la realidad y que yo me sitúe de otra manera ante la realidad. Ahora bien, el actuar siempre implica un cambio: El “actuar” puede ser a muchos niveles: un cambio en nuestros criterios y opiniones, nuestras actitudes cotidianas, nuestro modo de orar personal y comunitariamente, nuestros compromisos apostólicos, nuestras opciones de consumo, nuestro apoyo a la transformación de estructura... Siempre habrá algo que podemos hacer, cambiar, ofrecer, incluir en nuestra perspectiva de vida…

NOS PREGUNTAMOS: ¿A qué me invita Dios a mí en esta situación? ¿Qué me está pidiendo?

Necesita tiempos y espacios… Sería muy bueno podérselos dedicar a nivel personal y comunitario.  Una vez a la semana, una vez al mes… 

Tomado del taller Lectura Creyente de la realidad ,FMMDP, 2011 (Ana Isabel González, mmb)

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